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domingo, 14 de septiembre de 2008

COMO ALIMENTARLO



Leche de la misma especie


Hasta por lo menos el primer año de vida es estrictamente necesario el amamantar a los bebés, debido a que se completa la formación de sus funciones intestinales por esta vía (por ejemplo, las enzimas que se encuentran en el estómago e intestino), y se establece un nexo entre el niño y la madre. La leche materna es la comida ideal para que los más chiquiticos crezcan y se nutran debidamente. Cristina Cajone, médico pediatra, afirma que es el mejor alimento, pues en resumidas cuentas es “de la misma especie”, un alimento humano, que proporciona al niño las cantidades necesarias de oligoelementos, ácidos grasos, proteínas y azúcares. La primera y mejor recomendación es amamantar al pequeño durante los primeros seis meses de vida sin sustituto alguno. Cajone recomienda lactancia “a libre demanda”, eso quiere decir cada vez que el bebé lo pida.


De cuatro a cinco meses

Vegetales, frutas y cereales


A partir de los seis meses es necesario el cambio de alimentación pues las necesidades nutricionales del bebé cambian. Esta transición no puede ser brusca, requiere de paciencia. Lo primero es no desesperarse sobre las posibles intolerancias alimentarias; es decir, si algún alimento produce diarrea, aumento de temperatura o estreñimiento. El organismo del pequeño debe irse acostumbrando progresivamente. Cajone explica que el truco está en ofrecer uno a uno cada alimento, de manera que si hay intolerancia o algún tipo de reacción alérgica se pueda determinar cuál es la fuente causante. Comienza entonces la denominada ablactación, que no es más que ofrecerle a su hijo otro tipo de alimentos distintos a la leche

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Cajone explica que ya para esta etapa el bebé debe estar complementando la lactancia materna con fórmulas de lactancia maternizada consumiendo un tetero de pocas onzas, dependiendo del peso y la talla, luego de su lactancia materna. El último tetero, justo antes de dormir, puede llevar un cereal que no contenga gluten (trigo, arroz), pues es común cierta intolerancia por parte de los más pequeños a estos ingredientes durante los primeros meses de vida.


Primero vegetales y luego frutas, porque si el recién nacido se acostumbra al sabor dulce de las frutas al inicio, le cuesta más la adaptación a lo salado. Se le debe ir ofreciendo al niño sus primeros teteros de sopas, preparándolas con un alimento por vez.
Se recomienda empezar con ocumo, ñame, apio, auyama y papa, preparando una “sopita para bebé”; es decir sin mucho condimento y por recomendación de Cajone, se puede colocar un poco de sopa en el tetero y el resto en un platico e intentar a ofrecerle primero a su hijo el alimento con una cucharilla. Debe tener mucha paciencia: es necesario que el nené descubra que tiene que abrir la boca para comer, dedíquele tiempo y amor, que luego de que él se dé cuenta de esto tomará todas sus sopitas con cucharilla. Luego es el momento oportuno para empezar a darle jugos, en un inicio de frutas no cítricas —estos se recomiendan para después del año— y dependiendo de la tolerancia estomacal del bebé, el especialista recomendará con cuáles empezar. Por ejemplo, en el caso de un niño que sufre de estreñimiento se evita la manzana y la guayaba, es preferible brindarle las opciones de lechosa, melón, pera.


El bebé puede tomarse el tetero de frutas a mitad de mañana o a mitad de tarde. Un bebé de cinco meses ya debe estar almorzando su sopita de vegetales y merendando su juguito de frutas, acompañado todavía, por supuesto, de su leche materna cada vez que él lo pida.

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